jueves, 3 de abril de 2014



La ética está vinculada a la moral y establece lo que es bueno, malo, permitido o deseado respecto a una acción o una decisión. El concepto proviene del griego "ethikos", que significa “carácter”. Puede definirse a la ética como la ciencia del comportamiento moral, ya que estudia y determina cómo deben actuar los integrantes de una sociedad.


Un código, por su parte, es una combinación de signos que tiene un determinado valor dentro de un sistema establecido. En el derecho, se conoce como código al conjunto de normas que regulan una materia determinada.

Un código de ética, por lo tanto, fija normas que regulan los comportamientos de las personas dentro de una empresa u organización. Aunque la ética no es coactiva (no impone castigos legales), el código de ética supone una normativa interna de cumplimiento obligatorio. No divulgar información confidencial, no discriminar a los clientes o los compañeros de trabajo por motivos de raza, nacionalidad o religión y no aceptar sobornos, por ejemplo, son algunos de los postulados que suelen estar incluidos en los códigos de ética.

Las normas mencionadas en los códigos de ética pueden estar vinculadas con las normas legales (por ejemplo, discriminar es un delito penado por la ley). El principal objetivo de estos códigos es mantener una línea de comportamiento uniforme entre todos los integrantes de una empresa. Al incluir instrucciones por escrito, no resulta necesario que un directivo explique a cada momento cuáles son las obligaciones que tiene un empleado. Por otra parte, aquellas personas que redactan el código de ética se encuentran en una posición jerárquica sobre el resto, ya que están en condiciones de estipular cuáles son las conductas correctas desde un punto de vista moral.

LA  ÉTICA EN EL ÁMBITO EDUCATIVO



El ámbito educativo constituye el espacio en el cual los seres humanos pueden responsabilizarse, comunicativamente, por la creación, gestión y aplicación valiosa del conocimiento. En este ámbito es donde, en la convergencia de múltiples actores sociales dispuestos a establecer acuerdos y llevarlos a la práctica, una sociedad puede conocer y conocerse así misma de modo crítico, valorar sus potencialidades, superar sus debilidades, cultivar sus capacidades y afirmar un proyecto de vida en común. Dicho proyecto, amplio, tolerante y plural, se constituye en una plataforma para construir y perfeccionar instituciones justas, a través de la formación de excelentes profesionales, ciudadanos comprometidos (Esteban Bara, F. 2004) y personas que se corresponsabilizan por la vida en todas sus dimensiones, en todos los niveles educativos. 

Ello implica el avance significativo en la reflexión crítica sobre los fines para los cuales educar, en la determinación concertada de las estrategias adecuadas para alcanzar tales fines y en el desarrollo de acciones eficaces para su progresiva realización. La excelencia, como virtud, pertenece a la dimensión ética de la conducta humana, y abarca reflexión, estrategia y acción para la vida digna. Excelencia que significa trabajar por el mas alto nivel en los siguientes campos: Información actualizada y consolidada, conocimiento valido, legitimo y eficaz para la resolución de problemas, saber abierto, comprensivo e integrador, sabiduría capaz de elevar todos y cada uno de los niveles anteriores al pensamiento y realización de la vida buena (V. Martin, 2005). 

"Educar no solo para conocer, sino principalmente para pensar. Pensar comunicativamente las finalidades de la acción humana y las mediaciones a través de las cuales se busca alcanzarlas".

Ética de la Responsabilidad: Desde una ética de la responsabilidad y una ética de las capacidades se articula el papel central de Universidad en la construcción de un tejido de valores compartidos y comunes. En ese marco, la Universidad en su conjunto -desde su alta gerencia hasta los investigadores, docentes, estudiantes y personal- puede capacitarse para avanzar al menos en tres niveles: En primer termino, superar la responsividad, como acción de únicamente responder a la obligación legal de vincularse con las necesidades de la sociedad; Desarrollar la responsabilidad, entendida como hacerse cargo de sus capacidades especificas para aportar soluciones a la vida social; y promover la responsabilización, en tanto capacidad, ejercida anticipadamente y de modo voluntario y acordado con los actores sociales, de rendir cuenta de su actuación y de las posibilidades de una vida mas humana. De este modo el saber orienta la convivencia como régimen propio de la vida de las sociedades: Convivencia Intercultural, interétnica, interreligiosa y entre ideologías diferentes, para una sociedad plural y democrática. 

En medio de una realidad conflictiva, siempre es posible impulsar una educación centrada en los valores del respeto, la prudencia, la justicia, la fortaleza y la templanza, para la construcción de una trama valorativa común que, sin reducirse a la supervivencia o a la coexistencia en cuanto niveles mínimos de socialidad, permita la convivencia en la diversidad (Cortina, 2005).

Ética y Convivencia: La construcción de convivencia es una tarea que se nutre de todos los niveles de la existencia humana, desde la corporeidad y la emocionalidad hasta la racionalidad y la espiritualidad. Sin ignorar la complejidad de dimensiones, la ética profundiza en el campo de la racionalidad, dentro del cual aspira a convertirse en el saber que guíe la acción humana. Para que los seres humanos actúen convergentemente de modo racional, es necesario que se preparen a través de una adecuada formación para formular, jerarquizar y ordenar de modo inteligente los valores, metas y objetivos que persigan en sus actuaciones a nivel personal, organizacional y social.

En la construcción de eticidad la organización educativa está llamada a revisar y fortalecer, hacia adentro, los valores que se encuentran en su plataforma ética: -misión, visión, valores, código de ética- . De igual modo ella irradia, hacia fuera, -sociedad, entorno, ambiente-, sus convicciones y valores propuestos, se retroalimenta a través de canales de comunicación siempre abiertos y despliega, a través de iniciativas concretas, la invitación a compartir tales valores, a enriquecerlos, a aprender de la diferencia y a buscar la convergencia de perspectivas diversas.

Fuente: etica de la educacion en Venezuela


Perfil del maestro y la maestra del Sistema Educativo Bolivariano


SIMÓN RODRIGUEZ, MAESTRO DEL LIBERTADOR

El maestro y la maestra del SEB, debe ser un modelo de liderazgo, impregnado de sólidos valores de identidad venezolana y con una visión latinoamericana, caribeña y universal e identificado con la búsqueda del bienestar social colectivo. Además, debe ser promotor y promotora de la formación del nuevo republicano y la nueva republicana, generando la reflexión, la cooperación y la participación protagónica y corresponsable de los distintos actores vinculados con el proceso educativo. En definitiva, se trata de un maestro y una maestra que sea capaz de:


1. Guiar y orientar la educación de los y las estudiantes.


2. Tener una formación profesional y académica; así como disposición para atender la formación del y la estudiante en cualquiera de los grados o años de los distintos subsistemas.
3. Atender diferenciadamente las potencialidades de los y las estudiantes, a partir del diagnóstico.
4. Organizar el trabajo con los y las estudiantes con necesidades educativas especiales, garantizando su integración al sistema regular.
5. Asesorar y dirigir el desarrollo del sistema de actividades y procesos de la organización estudiantil, favoreciendo la autogestión y la capacidad de organización colectiva.
6. Dirigir las reuniones con las familias de los y las estudiantes.
7. Participar en las reuniones técnico-docentes, con la finalidad de coordinar las acciones pedagógicas curriculares.
8. Promover el trabajo colectivo y solidario en los y las estudiantes. 
9. Promover la orientación profesional y formación vocacional.
10. Mantener el seguimiento del aprendizaje y la formación de los y las estudiantes.
11. Coordinar con las instituciones intersectoriales acciones conjuntas en las que participen los y las estudiantes, para impulsar el desarrollo sustentable y sostenible.
12. Velar por el equilibrio afectivo y emocional de los y las estudiantes.
13. Propiciar un ambiente acogedor, abierto y de confianza.
14. Utilizar diferentes estrategias para el desarrollo y la evaluación de los procesos de enseñanza y aprendizaje, a fin de optimizar el tiempo y los recursos disponibles.
15. Poseer una actitud democrática y socializadora, con convicción de libertad, responsabilidad y respeto hacia los y las estudiantes como seres sociales.
16. Manifestar capacidad de innovación y creatividad. 
17. Garantizar una comunicación eficaz, desarrollando la capacidad de escucha.
18. Promover la investigación como proceso fundamental en la enseñanza y aprendizaje.
19. Propiciar el uso de las Tecnologías de la Información y Comunicación (TIC’s).
20. Conocer integralmente la comunidad, atendiendo no sólo la labor pedagógica sino la social.
21. Poseer principios éticos sólidos expresados en una auténtica vivencia de valores, a partir de los cuales, utilizando estrategias metodológicas, contribuir a la formación de valores de los y las estudiantes.
22. Fomentar el desarrollo de hábitos, normas de comportamiento y valores sociales, como parte del proceso de formación de los y las estudiantes.
23. Asumir como categoría la originalidad y la creatividad, trascendiendo en el ahora para la independencia crítica y para la toma de conciencia en el plano de las relaciones con otros seres humanos y con el mundo..

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